Este monumento se construyó en el año 1935 para conmemorar la libertad de Letonia y rendir homenaje a los fallecidos durante la guerra de independencia.
Tras la ocupación soviética, las autoridades comunistas quisieron derribar el monumento y sustituirlo por una estatua del Zar ruso Pedro el Grande.
Sin embargo, el derribo no llegó a producirse y, tras la caída de la Unión Soviética y la recuperación de la independencia en 1990, el monumento adquirió un nuevo significado como homenaje a los muertos durante las deportaciones masivas durante la época stalinista.
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